Del ruido a la pausa: conceptos clave para la implementación de espacios de calma en los museos

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Publicado el 03/12/2025

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Ejemplo de espacio en calma del Museo Taller. En la imagen se distinguen elementos como un vestibulador tipo hamaca y otro tipo plataforma blanda, un bosu, cancelador de ruido y cojines cómodos.

Ejemplo de espacio en calma del Museo Taller. En la imagen se distinguen elementos como un vestibulador tipo hamaca y otro tipo plataforma blanda, un bosu, cancelador de ruido y cojines cómodos.

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El texto es una introducción al concepto de espacio de regulación y calma aplicado a los museos. Su objetivo es aclarar la diferencia con los espacios de terapia y estimulación, siendo los primeros los más adecuados para implementar en el espacio museológico.

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Desde hace años, la museología moderna ha planteado la necesidad de hacer de los museos lugares más abiertos y accesibles a los distintos públicos que los visitan o que desean ser visitantes de museos. Por lo tanto, no es de extrañar que la nueva definición de museos hable de la importancia de fomentar la diversidad y la participación de las comunidades (ICOM, 2022), lo que a su vez permite facilitar el ejercicio de los derechos culturales y el desarrollo de una democracia cultural que reconoce la diferencia (Pinochet, 2024).

Pero ¿cómo se puede garantizar esta diversidad y participación si no siempre están dadas las condiciones para que los distintos tipos de públicos puedan entrar a los museos independientemente de su situación física, psíquica o sociocultural?

Esta situación es la que pueden vivir las personas autistas, para quienes la interacción en espacios con alta carga sensorial como suelen ser los museos, genera barreras de participación significativas. No obstante, estas condiciones han comenzado a mejorar, gracias a las campañas de sensibilización y el activismo de las propias comunidades neurodivergentes, que en han generado más conciencia sobre la importancia de adaptar espacios específicos que les permitan interactuar en un ambiente de bienestar.

En este contexto, han surgido los llamados espacios de calma, zonas de silencio o salas de regulación, los que se implementan en distintos ámbitos como centros comerciales, estadios, escuelas y ahora también en museos. Sin ir más lejos, esto es lo que inspiró la creación de la Red de Museos en Calma, una iniciativa que busca aumentar la participación de personas dentro del espectro autista y/o con dificultades sensoriales en los museos del país. Con ellos, se espera disminuir la barrera que esta comunidad tiene a la hora de contar con lugares donde ejercer sus derechos culturales.

Sin embargo, la implementación de estos espacios en calma generalmente es confundido con conceptos clínicos. En ese sentido, muchas instituciones culturales asumen que deben replicar una sala de terapia o de estimulación multisensorial. Esta confusión no solo distorsiona el propósito del espacio en calma, sino que eleva innecesariamente la barrera de entrada, asociando la accesibilidad sensorial con altos costos y personal especializado.

A continuación, se esclarece la función primordial de un espacio de regulación y calma, orientado a facilitar el retorno a la calma y reducir la carga sensorial que caracteriza a los espacios museológicos. Al entender este propósito, se pueden reconocer qué elementos son verdaderamente indispensables para promover un modelo de implementación viable, accesible y de bajo costo para los museos.

Espacios de regulación y calma en los museos

El objetivo de un espacio de regulación y calma es reducir el desgaste que las personas acumulan en su organismo por enfrentarse a situaciones de estrés crónico, lo cual se conoce como carga alostática. Lo que se busca es inhibir el estado de alerta del sistema nervioso simpático, aquel que nos ayuda a activarnos en situaciones de peligro. Por lo tanto, el espacio en calma no es un espacio de terapia, sino una herramienta de accesibilidad ambiental diseñada para des-escalar el sistema nervioso.

A continuación, se presenta un cuadro que muestra la diferencia entre un espacio de regulación y calma, frente a uno de terapia ocupacional o estimulación.

Objetivo Espacio de regulación y calma Sala de terapia ocupacional o estimulación
Tipo de público Universal e inclusivo: para personas de todas las edades, neurodivergentes y neurotípicas que requieran una pausa y descompresión sensorial. Clínico y específico: usuarios en procesos terapéuticos con objetivos de intervención definidos, mayoritariamente infancias y jóvenes.
Propósito funcional Desescalada y descompresión: reducir estímulos y detener la carga alostática generada por el entorno. Activación y modulación: estimular, modular o rehabilitar sistemas sensoriales específicos.
Uso y supervisión Uso autónomo y personalizado: el visitante decide el tiempo y la actividad. Solo requiere acompañamiento si el usuario lo solicita. Uso clínico y guiado: requiere la presencia y acompañamiento constante de un profesional altamente capacitado.
Infraestructura y equipamiento Minimalista y flexible: no requiere gran espacio. Elementos comerciales de bajo costo y fácil reposición. No requiere certificación. Amplia, estimulante y especializada: requiere gran espacio para montar equipos y circuitos. Los materiales deben ser certificados y graduados para la intervención clínica.
Costo monetario Diseño e instalación: costo bajo y único en insonorización, iluminación básica y mobiliario cómodo. Equipamiento clínico y humano: alto costo en equipos certificados y costo recurrente en personal terapéutico.

Explicación desde la neurociencia y la psicología ambiental

En primer lugar, hay que intentar comprender cómo funciona el cerebro de una persona autista. Según la teoría del monotropismo, la mente autista tiende a enfocar la atención, percibiendo el input sensorial del entorno como un estímulo competitivo intenso, lo que conduce rápidamente a la sobrecarga y colapso (McDonnell & Milton, 2014). Es por ello que el espacio de regulación y calma permite que la mente monotrópica reduzca los estímulos y restaure el foco.

También hay que tener presente la hipersensibilidad sensorial, cuyos aportes desde la terapia ocupacional, demuestran que una alta proporción de personas autistas experimenta hipersensibilidad (sobre-respuesta) a los estímulos (Dunn, 1997). En ese contexto, el diseño minimalista y de baja estimulación del espacio de regulación y calma ofrece la adaptación ambiental necesaria para abordar esta diferencia fisiológica, asegurando así la participación equitativa.

Desde la neurociencia y la psicología ambiental, las investigaciones han planteado que entornos bajos en estímulos (hipo-estimulante), presentan una respuesta funcional para las personas con autismo, por lo que sería una manera de viable para abordar la sobrecarga que puede representar un museo para personas con hipersensibilidad.

La acumulación de estímulos en un museo es interpretada por la amígdala (1) como una amenaza, activando el eje de respuesta al estrés y liberando cortisol (2). Esta exposición constante genera una carga alostática (McEwen, 2000), el desgaste acumulativo que compromete la función cognitiva y la salud. En ese sentido, el espacio de regulación y calma actúa como un interruptor de emergencia que detiene la cascada de cortisol, previniendo este costo biológico y permitiendo que el cuerpo des-escale.

En relación a la necesidad de silencio y penumbra (luz baja) en un espacio de regulación y calma se justifica por cómo el sistema nervioso detecta la seguridad en el entorno, proceso conocido como neurocepción (Porges, 1995). Los ruidos fuertes son interpretados como señales de peligro, activando el circuito de defensa. Por consiguiente, en un espacio de regulación y calma bien insonorizado y con luz tenue, se proporcionan las señales ambientales de seguridad necesarias para que el sistema nervioso vuelva al estado de calma y conexión, también conocido como vagal ventral, y que es el único estado en el que es posible el disfrute y el aprendizaje.

Por último, los museos generalmente exigen atención dirigida, que en la práctica es esfuerzo mental limitado que se agota (fatiga atencional). En ese sentido, la teoría de la restauración de la atención (Kaplan & Kaplan, 1989), postula que la única forma de recuperar este recurso es a través de un entorno restaurativo. Por lo tanto, el espacio de regulación y calma es la solución arquitectónica para este fin, ofreciendo un espacio de lejanía y descanso que restaura los recursos cognitivos de la persona, validando la necesidad de una pausa para retomar la experiencia educativa.

Espacios en calma para superar las barreras de participación

La implementación de espacios en calma en los museos, hay que pensarlos como una herramienta que facilitará la equidad en el acceso a los distintos tipos de personas, especialmente de personas autistas y con sensibilidad sensorial, para quienes es muy difícil soportar la carga de un ambiente con los estímulos como suelen ser las exhibiciones museográficas, pero también para cualquier persona que requiera descanso. Por lo tanto, un espacio de calma vendría a ser un espacio de inclusión, democratización y participación activa que facilita el ejercicio de los derechos culturales de la comunidad.

Implementar un espacio de regulación y calma de bajo costo es una inversión estratégica que trasciende la inclusión básica. El beneficio principal es la mejora de la calidad de la experiencia del visitante, al mitigar la carga alostática y restaurar los recursos cognitivos. Esto no solo promueve la equidad y el uso autónomo para las comunidades neurodivergentes, sino que también posiciona al museo como una institución moderna, sensible, afectiva y alineada con los principios de bienestar universal, logrando un alto retorno de inversión con un diseño accesible.

(1) Órgano del sistema límbico, preocupado fundamentalmente del procesamiento de las emociones.

Referencias bibliográficas

Dunn, W. (1997). The impact of sensory processing abilities on the daily lives of young children and their families: A conceptual model. Infants & Young Children, 9(4), 23-35.

International Council of Museums, (2022). Definición de museo. Asamblea General Extraordinaria del ICOM.

Kaplan, S., & Kaplan, R. (1989). The experience of nature: A psychological perspective. Cambridge University Press.

McDonnell, A., & Milton, D. (2014). Autistic expert accounts of repetitive behaviours, sensory experience and 'special interests'. Autism, 18(7), 841-854.

McEwen, B. S. (2000). Allostasis and allostatic load: Implications for neuropharmacology. Neuropsychopharmacology, 22(2), 108-124.

Pinochet, C, (2024). La cultura descentrada. Estudios sobre democracia cultural en Chile y América Latina. Ediciones Universidad Alberto Hurtado.

Porges, S. W. (1995). Orienting in a defensive world: Mammalian modifications of our evolutionary heritage. A Polyvagal Theory. Psychophysiology, 32(6), 617-634.

Texto:

Jenifer Ansaldo. Terapeuta Ocupacional. MGTR(C) En acompañamiento de personas autistas. DIPL. Intervención clínica de personas Autistas. Miembro de la Red de museos en Calma y personas autista.

Francisca Contreras Carvajal. Profesional del área educativa de la Subdirección Nacional de Museos.

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